«Es falso que la dignidad del hombre esté en el dinero que tiene en el banco»
El filósofo y profesor italiano Nuccio Ordine (Calabria, 1958), especialista en la época, arte y literatura clásicas ha comentado que se siente: «muy, muy feliz» por el premio, pero, con humildad, lo consideró «demasiado grande» para él y lo dedicó «a los maestros que enseñan en silencio alrededor del mundo y cambian la vida de los estudiantes». Además de reflexionar sobre los riesgos de la inteligencia artificial, el neoliberalismo y el populismo, Ordine resalta su «gran admiración y afecto por el destacado maestro español Emilio Lledó». Comenta que a los 20 años asistió a unos cursos sobre Platón impartidos por Lledó en Nápoles y que el mundo necesita «grandes maestros llenos de pasión y cultura como él».
Ordine recibe el reconocimiento en el décimo aniversario de la publicación de «La utilidad de lo inútil» (Acantilado), un breve manifiesto en defensa de las humanidades que se ha convertido en un superventas internacional, vendiendo 80.000 ejemplares en España, una hazaña para un texto ensayístico de temática filosófica.
El problema global, originado por el neoliberalismo, sostiene que la dignidad humana se basa en la cantidad de dinero en el banco, lo cual es falso. La sociedad valora únicamente aquellas cosas que generan ganancias económicas, pero esto no es cierto. Leer un libro, admirar una pintura o escuchar un concierto son alimento para el espíritu, permitiéndonos mejorar y cultivar valores contrarios a la corriente dominante. Hoy en día, la educación y los profesores deben ser como salmones, nadando contracorriente.
Los valores que vinculan la dignidad humana al dinero son falsos. La verdadera dignidad humana radica en valores nobles como la justicia, la solidaridad y la lucha por reducir y erradicar las desigualdades presentes en todo el mundo. Este premio se dedica a los maestros que enseñan en silencio alrededor del mundo y cambian la vida de los estudiantes, recordando la emotiva carta que Albert Camus envió a su maestro de Argel, Louis Germain, al recibir el Premio Nobel en 1957. En ella, Camus le agradecía: «Muchas gracias, querido maestro, sin ti, el niño pobre que era yo no habría podido hacer lo que he hecho»