El Parlamento Europeo vota a favor de una regulación más estricta para garantizar el desarrollo ético de la Inteligencia Artificial. El enfoque se centra en los chatbots, como ChatGPT y BERT, con disposiciones para transparencia, prohibiciones y protección de derechos fundamentales. Conoce los cambios propuestos y las futuras negociaciones antes de su implementación.
La votación abrumadora del Parlamento Europeo destaca la necesidad de una regulación más estricta para garantizar el desarrollo ético de la Inteligencia Artificial.
El nuevo proyecto de reglamento busca supervisar y controlar los sistemas de IA, asegurando su seguridad, transparencia y respeto por el medio ambiente.
El texto modificado añade disposiciones para garantizar la transparencia de los chatbots, su conformidad con la legislación de la UE y el respeto a los derechos fundamentales.
Los legisladores europeos presionan para ampliar la lista de aplicaciones de IA prohibidas, incluyendo la identificación biométrica en tiempo real y el reconocimiento de emociones.
A pesar de la aprobación inicial, el proceso de negociación y las conversaciones con los Estados miembros serán intensas y complicadas antes de la implementación final de la Ley de Inteligencia Artificial.
El proyecto de reglamento también establece que los sistemas de IA que puedan influir en los votantes en campañas políticas serán considerados de alto riesgo y estarán sujetos a un escrutinio más riguroso.
La Ley de Inteligencia Artificial propuesta por la Comisión Europea busca imponer obligaciones y restricciones a las empresas de IA en función del riesgo que representen para la sociedad.
Los sistemas de alto riesgo deberán someterse a evaluaciones de conformidad, registrarse en una base de datos de la UE y llevar el marcado CE antes de salir al mercado.
En caso de incumplimiento de las normas, las empresas podrían enfrentarse a multas significativas de hasta 40 millones de euros o el 7% de su facturación anual mundial, la cifra más alta.
El enfoque global y centrado en el ser humano de la normativa de la UE establece un precedente en la regulación de la IA, considerada una de las tecnologías más disruptivas desde la llegada de la World Wide Web.